Gobernar con la sábana más corta que nunca
Un país con una deuda récord de 45 mil millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional, que lleva más de 6 años de estancamiento económico y 40% de pobreza. Todo esto en plena pandemia mundial, cuyos efectos devastadores continúan vigentes después de 18 meses. Porque el COVID19 aún es pandémico, aunque aclararlo nos parezca una total obviedad. Dejará de serlo cuando la Organización Mundial de la Salud lo anuncie de manera oficial.
En este contexto de país tan deteriorado, tan resquebrajado ¿Se puede hacer ajuste fiscal justo en el semestre previo a una elección legislativa? Se puede, sólo si se está dispuesto a perder una elección.
Tampoco la emisión monetaria para sobrellevar dicha situación social de la población es una acción libre y gratuita. Puede tener un alto costo; el peligro de disparar aún más la inflación obliga a hacer maniobras suaves en una ruta de superficie muy refalosa de corridas cambiarias y especulación financiera.
Párrafo aparte merecen los numerosos errores no forzados del presidente y su círculo más próximo. Alguien debería recordarle a cada Jefe de Estado que asume la importancia de contar con un equipo multidisciplinario de profesionales a quienes recurrir y a quienes escuchar, toda vez que se producen situaciones que ponen en riesgo la credibilidad presidencial. Porque no alcanza con tener a mano un buen equipo si quien conduce no oye o no logra administrar con buen tino ese recurso humano disponible.
La coalición denominada Frente De Todos se dispone a gobernar los próximos 2 años de la Argentina con la sábana más corta que nunca. El tiempo dirá si su destino ha sido ayudarnos a sobrellevar lo que algunos dirigentes calificaron de doble pandemia (Macrismo y COVID19) o tendrá un futuro mejor en la preferencia electoral de los ciudadanos.
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